viernes, octubre 20, 2006

(III) Una gota de lluvia...

... cae sobre su mejilla, y resbala hasta la barbilla. Le gusta la sensación, el agua fría deslizándose hacia abajo, templándose en su camino, hasta llegar a su meta. A su alrededor, la gente pasa resguardándose bajo los paraguas, o enfundados en impermeables, corriendo de un lado a otro, para no mojarse. Pero a él le gusta esa sensación, y avanza despacio, sin prisa alguna, puesto que no va a ningún lugar. Simplemente, contempla el mar de tela y plástico en que se ha convertido la calle, y en algún lugar de su interior, se ve a sí mismo surcándolo y llegando a alguna costa lejana, en algún continente desconocido, fueza del alcance de todo problema. De nuevo, la lluvia sobre su cara ayuda a fomentar esa sensación.

Una hora antes, mientras andaba inquieto por casa sin saber qué hacer, había empezado a escuchar un ruido sordo e irregular golpear su ventana. El parte del tiempo había anunciado un nuevo frente frío, acompañado por chubascos ocasionales. Cuando descorrió las cortinas, descubrió que el servicio meteorológico, por una vez en la vida, no se había confundido. De repente, una idea fugaz había cruzado su mente: Tenía que volver a empezar, olvidarse del pasado, y rehacer su vida. Y en ese mismo momento había decidido que hoy sería el día, y ésta, la hora. Lentamente, aunque con el corazón palpitando con fuerza, se vistió con lo primero que encontró en su armario, y salió a la calle.

Cuando termina de llover, y ya solo las últimas gotas de humedad flotan en el aire, decide volver a casa. Al entrar, la corriente hace que la puerta se cierre de golpe, y un deja-vu acude a su cabeza, como tantas otras veces. Pero en esta ocasión, todo tiene un significado distinto. Esta vez el portazo se lo da a su último mes, a su desánimo, y a su desazón. Pronto, comprende que, a través de ese inesperado paseo, ha provocado la primera herida a la rutina que había dirigido su existencia en esta última época, y que esta vez, lo que se cerraba era un ciclo espiral descendente.

Como el agua de lluvia a través de un desague.